Raymond eligió como nombre “Victoria’s Secret” en honor a la Reina Victoria y decoró su primera tienda reinterpretando una habitación victoriana. Hay quien asegura que el nombre de la marca viene de su mujer; pero esto no es cierto puesto que la mujer de Raymond se llamaba Gaye. Juntos eligieron ‘Victoria’ para enfatizar una asociación histórica y ‘Secret’ para comunicar intimidad a los clientes.
Participar como modelo en los desfiles de Victoria’s Secret, especialmente en el de Navidad, significaba para sus participantes un antes y un después en su carrera dentro del mundo de la moda. Formar parte del selecto grupo de los ángeles de la marca solo estaba al alcance de unas cuantas mujeres de medidas inalcanzables para la mayoría. Sin embargo, los tiempos han cambiado.
Victoria’s Secret surgió a finales de los setenta en San Francisco debido a la timidez de Roy Raymond, su fundador, ya que sentía una enorme vergüenza cuando necesitaba comprar lencería para su pareja en los centros comerciales
tradicionales, por lo que sintió la necesidad de crear un espacio donde se sintiera cómodo.
Impulsado por esa idea y con un préstamo de 40 mil dólares y otros 40 mil de familiares y amigos, Roy abrió la primera tienda de lencería en un centro comercial de cercano a la universidad de Santanfod, del cual era estudiante, en 1977, con un diferenciador respecto a los grandes almacenes donde los clientes estaban bajo la mirada de los vendedores.



Moldeó sus tiendas como un espacio exclusivo y con un ambiente agradable para los hombres que buscaban adquirir lencería. Cinco años después, la joven empresa con estilo victoriano contaba ya con seis almacenes y facturaba cerca de 6 millones de dólares al año, de acuerdo con el portal Reason Why. Para Raymond había llegado el éxito; sin embargo, de manera sorpresiva decidió vender Victoria’s Secret a la compañía de ropa The Limited por 4 millones de dólares, tal vez pensando que hacía el negocio de su vida. Te recomendamos: Desfile anual de Victoria’s Secret queda oficialmente cancelado A partir de ese momento, Victoria’s Secret creció como la espuma en Estados Unidos, gracias a una estrategia exitosa de contratar a Top Models para sus anuncios y desfiles, aspecto por lo cual se le conoce hoy mundialmente. Once años después de vender su compañía, Roy Raymond al ver el nivel de éxito que alcanzó la marca de lencería que él fundó, sumado a que se encontraba en la ruina financiera y familar, se suicidó lanzándose del puente Golden Gate de San Francisco en 1993.
Sería muy difícil hallar a una sola persona en nuestro país que no conociera “el secreto de Victoria”. A lo largo y ancho de la geografía española, esta marca ha penetrado tanto en el mercado y en el inconsciente colectivo de los consumidores que resultaría muy extraño pasear por una gran calle comercial de cualquier ciudad sin ver una sola de estas tiendas de lencería.
Como tantas otras grandes compañías, Victoria’s Secret no salió de la nada: nació en un momento determinado con muy pocas expectativas y pronto tuvo un auge inusitado que expandió la firma más allá de sus fronteras, en Estados Unidos, hasta llegar a nuestro país. Sus productos y sus múltiples galas anuales han servido para definir “lo sexy” en el mundo occidental capitalista, lo que ha traído consigo ventajas, pero también inconvenientes. Al fin y al cabo, el erotismo femenino que ilustra la marca con cada uno de sus sujetadores o braguitas no deja de ser un negocio conflictivo en el que se pone siempre en duda la cosificación de la mujer o los cánones de belleza, a veces tramposos, insanos e injustos. En la actualidad, la empresa tiene muchos problemas a la hora de hacer su balance de gastos y beneficios a raíz de la caída de las ventas y las quejas de sus clientes por una disminución de la calidad, según publica ‘Business Insider’. Pero sobre todo, a la hora de gestionar y aceptar las críticas de los sectores feministas por presentar a sus modelos con categorías, como si ellas también fueran parte del catálogo de la factoría.


Fundada en 1977 por el empesario estadounidense Roy Raymond, el propósito inicial fue crear un lugar donde los hombres pudieran sentirse cómodos para comprar ropa interior a sus parejas, amantes o esposas. El objetivo, por tanto, fue claro: asentar una tienda de lencería femenina dirigida a hombres. Su fundador se inspiró en la era victoriana inglesa con la intención de evocar el refinamiento de este periodo en lo que a prendas íntimas se refiere.
“Raymond imaginó un tocador victoriano, repleto de madera oscura, alfombras orientales y cortinas de seda”, resume la periodista Naomi Barr en ‘Slate’. “Escogió el nombre de Victoria para recuperar la propiedad y el respeto de la moda asociado a la época victoriana”. Para conseguirlo, abrió apenas un par de tiendas y comenzó a publicar un catálogo que posteriormente se haría muy famoso. “En 1977, con 80.000 dólares ganados en base a ahorros y préstamos familiares, Raymond y su esposa arrendaron un espacio en un pequeño centro comercial en Palo Alto, California, y así nació Victoria’s Secret”, relata Barr.
Cinco años después, la compañía ganaba más de 4 millones de dólares (3,5 millones de euros aproximadamente) al año en ventas. A pesar de estas astronómicas cifras, la bancarrota era cuestión de tiempo. En ese momento llegó el multimillonario Les Wexner, fundador del gigante comercial Limited Brands, quien ya se estaba haciendo un nombre en el mundo de las tiendas minoristas a medida que construía su impresionante imperio. De este modo, lo primero que hizo Wexner fue revertir el negocio, que hasta entonces estaba dirigido a los hombres, para enfocarlo en el público femenino.
En abril de este mismo año, la modelo Barbara Palvin anunció a través de Instagram su nombramiento de “Angel”. Pero, ¿en qué categoría? La firma le añadió en el grupo “curvy”, es decir, “plus size”, algo que hizo arder las redes sociales nada más saltó la noticia. Palvin tan solo mide 1,75 y pesa 55 kilos, por lo que es totalmente injusto que se le meta dentro de esta categoría. Pero nada empañó la alegría de la joven: “Nunca pensé que esto podría ocurrir, ha superado mis expectativas”, escribió en un post. ¿Cuándo asumirán la responsabilidad determinadas firmas de los estándares de belleza y de peso corporal que promulgan a través de sus modelos y actrices? Por el momento, la opinión pública está respondiendo a ciertas actitudes un tanto nocivas para la población femenina que no se adecúa a estos parámetros, solo queda ver si será suficiente.

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