Cuando oímos la palabra verano, lo primero que nos viene a la cabeza es la palabra sol y calor; y con ellas las imágenes de televisión de cremas solares y antioxidantes.
Pero, ¿sabemos qué le ocurre a nuestro organismo cuándo envejecemos?
El cuerpo humano es un sistema de sistemas, por lo tanto el envejecimiento también se produce a nivel sistémico.
Veamos como:
Las células comienzan a hacerse más grandes y por ello van perdiendo la capacidad de dividirse y reproducirse
Cada vez es más difícil obtener nutrientes y oxigeno, así como eliminar los desechos.
En la piel el espesor de la epidermis se reduce, se vuelve más fina, pálida y pierde elasticidad, además aparecen manchas debido a la exposición al sol.
Los vasos sanguíneos, las vías respiratorias y los órganos se vuelven más rígidos.
En el riñón se produce una disminución del tejido renal.
Los ancianos al tener menor sensación de tener sed, son más susceptibles a la deshidratación.
Al perder calcio y otros minerales los huesos se van debilitando, de vital importancia en el caso de las mujeres al aparecer la menopausia.
Vamos perdiendo el tono muscular ya que se produce una pérdida del tejido muscular, sintiéndonos con ellos más débiles. Es por eso que tenemos que incluir el entrenamiento de fuerza en nuestras rutinas.
Como consecuencia de la pérdida de masa muscular se reduce el metabolismo y es más fácil aumentar de peso por aumento de la grasa corporal.
La digestión se vuelve más lenta y disminuye el apetito y el gusto.
En el sistema nervioso se reduce el número de neuronas, perdemos algo de memoria y de reflejos.
El sistema inmune se vuele más vulnerable y aumenta la probabilidad de padecer enfermedades, infecciones, etc.
Estos cambios son naturales, el envejecimiento es un proceso más de nuestras vidas, con un estilo de vida saludable podemos retrasar muchos de esos procesos.
Diversos factores acelera este proceso de envejecimiento: la falta de descanso y de sueño, una excesiva exposición al sol, ciertos productos químicos que resultan tóxicos para el organismo, la contaminación ambiental y el uso de aditivos alimentarios.
¿Y qué podemos hacer?
Mantener un equilibrio cuerpo – mente, esa es la clave.
Por Patricia Pérez
Dietista y Coach Nutricional
