Estamos de acuerdo si os digo que cada vez consumimos más recursos del planeta y de que ellos son finitos.
La Tierra nos provee de materias primas y las estamos utilizando a una velocidad abismal, tanto es así que los ciclos naturales del planeta se han visto alterados por la acción del hombre, y por ende, estamos sufriendo entre otros aspectos las consecuencias del cambio climático.
Un fenómeno que cada día se hace más evidente y más peligroso para la supervivencia del planeta y para la nuestra.
Podemos pensar que reciclar es la solución, pero esto conlleva generar residuos, ¿y si antes de generar pensáramos en reutilizar?
O mejor aún, en reducir en el origen. Sí, es posible, reducir.
Y aquí entra en juego la filosofía slowlife.
Una filosofía que apareció en Italia, allá por los años 80 y que se basa en vivir de forma plena, reduciendo las revoluciones a las que vivimos en nuestro día a día.
Siendo más conscientes de nuestras conductas y respetuosos con el medio ambiente.
No olvidemos que formamos parte de un gran sistema como es el universo, las galaxias, los sistemas solares, los planetas…
Nuestro organismo está formado por sistemas, formados por millones de células… Que también son sistemas…
¿No es lógico entonces que vivamos en armonía con aquello de lo que formamos parte?
Esto no significa volver a la Edad de piedra, ni renunciar a los avances de la Era moderna…
Se trata de vivir con aquello que realmente necesitamos, simplificar y disfrutar con consciencia, pues vivimos en la generación del “usar y tirar”.
Podemos empezar a vivir en el aquí y el ahora, practicar mindfulness a diario y ampliarlo a otras áreas de nuestras vidas.
Practicar el minimalismo, vivir con aquello que realmente nos es útil, de este modo no solo reduciremos la generación de residuos sino que además invertiremos menos tiempo en ordenar y en limpiar, tiene sentido ¿no?
Echa un vistazo a tu alrededor, ¿realmente necesitas todo lo que tienes en esos cajones, estanterías y armarios? ¿Cuándo fue la última vez que lo usaste?

Te invito a deshacerte de todo aquello que no hayas usado en el último año, seguro que puedes regalar muchas prendas, incluso retocarlas.
Hogar dulce hogar; evita acumular objetos, usa pilas recargables, servilletas de tela…
A la hora de comprar podemos aplicar esta filosofía evitando usar envases de plástico, y rechazando cualquier otro tipo de envase.
Volver al súper con el carrito de la compra de siempre, como antes.
Y lo más importante, piensa si eso que estás a punto de comprar es algo necesario o solo es algo temporal que satisface un estado emocional en un momento dado…
Respecto a la alimentación consciente seré breve, prepara y cocina tus alimentos de forma sostenible, despacio.
Alimentos de calidad, de proximidad, naturales y con la menos cantidad posible de envases.
Prioriza el vidrio antes que las latas y obvia el plástico.
Práctica el batchcooking o planificación semanal de los menús, para ahorrar tiempo y recursos.
En cuanto a tus relaciones personales, te invito a reflexionar sobre que personas aportan algo positivo a tu vida; te suman e incluso te multiplican.
Nútrete de conversaciones interesantes, con personas interesantes; vibrad en esa frecuencia.
¿Sabes decir no? ¿Pones límites? ¿Te respetan y te haces respetar?
Quizás es el momento de tomar las riendas de tu vida y comenzar un proceso de desarrollo personal.
Trabaja el autoconocimiento, la empatía, la asertividad, la cooperación.. Empezarán a pasar cosas… (Y no será por pura casualidad)…
Y si eres amante de la naturaleza y del turismo en general, puedes realizar un turismo sostenible.
Ejemplo de ello es consumir en establecimientos locales en vez de en grandes cadenas, no tirar basura, no practicar el turismo con animales y sobre todo respetar la cultura y las costumbres de sus habitantes.
“Conviértete en el cambio que deseas ver en el mundo”. Gandhi.
Patricia Pérez Andía
Dietista y coach personal
@lluviadevitaminas
www.lluviadevitaminas.com