Estilo de Vida

Entrena Consciente

Siguiendo la dinámica de los últimos artículos, con la eficiencia como denominador común de tus entrenamientos, y añadiendo cada vez más herramientas para que puedas disponer de un mayor abanico de opciones, llega un momento en el que no es tan importante la opción elegida, sino el uso que le demos. En el fondo, no es tan importante que elijas entrenar en casa, en un gimnasio, con pesas, con máquinas, con peso corporal… Lo más importante es que seas consciente del ejercicio que estás realizando.

Entrenamiento y ritmo de vida

Todo va muy rápido. Te levantas y desayunas rápido (si es que lo haces). Si hay niños, a toda velocidad al colegio. Si no los hay, te preparas y vas rápido al trabajo. Jornada laboral caótica. Sales, y casi no te da tiempo para ir a comprar, para ver a tus amigos, familia, etc. Y, cuando puedes, metes un entreno. Cuando surge la oportunidad sales a correr, en bici, y cuando no vas a tu gimnasio habitual, donde el entorno, aunque salgas relajado por la actividad realizada, está lejos de ser relajante. Salas llenas de gente, música “motivante” a todo volumen, ruidos de máquinas, pesas, clases dirigidas… “¡Bendito lugar!” Se puede pensar. Por supuesto, un gimnasio siempre es una gran elección para pasar tu tiempo libre. Es solo que, ya que te has propuesto entrenar en este lugar, por lo menos saca todo el provecho a esa sesión. De esto se trata.

Sacar el máximo rendimiento en el menor tiempo posible entrenando, te permitirá sacar el máximo rendimiento en el resto del tiempo en las demás actividades de tu día a día. Para esto, es necesario tener consciencia del movimiento corporal. Para esto no hace falta ser un experto quinesiólogo. Simplemente saber que tienes una cabeza, un tronco y cuatro extremidades que permiten que te muevas. Esto es muy obvio, pero a veces, por difícil que parezca, se olvida.

Dentro de toda la vorágine que supone el ritmo de vida, son muchas las ocasiones en las que no se desconecta a la hora de entrenar. Estás en la bici estática y piensas en lo que hay que hacer al llegar a casa. O te subes a la cinta para correr unos kilómetros y no paras de pensar en lo que te ha sucedido en el trabajo. Coges un peso y piensas en la cena post entreno. No es que esto esté mal.

Al final estás realizando actividad y te beneficia en cierto sentido. Simplemente, es que el ratio beneficio/esfuerzo invertido podría ser mucho mayor siendo consciente del momento en el que estás entrenando.

Herramientas para mejorar tu consciencia entrenando

Primero hay que diferenciar dos situaciones.

La primera es ser consciente del lugar en el que vas a entrenar. La segunda es ser consciente una vez que estás entrenando.
Para mejorar tu consciencia del lugar en el que estás, este par de pasos te resultarán útiles:

– Dedicar unos cinco minutos antes de cada entrenamiento (puede ser durante tu calentamiento) a visualizar la sesión que tienes programada. Esto te hará consciente de los ejercicios a realizar, de qué parte del gimnasio vas a utilizar más tiempo, a la vez que te sirve de calentamiento para tu sesión.

– En función de la sesión que tengas programada, diseñarte mentalmente un recorrido con las máquinas que vayas a utilizar. Fijarte si hay más o menos gente. Saber si tienes que cambiar rápido de máquina porque las tienes seguidas, o si tienes más descanso dejarlas libres para que se puedan utilizar. Ponerte un límite de tiempo para concluir tu entreno, aunque luego no sea determinante. El mero hecho de tener un límite hará que te pongas manos a la obra y no caigas en distracciones.

Para mejorar tu consciencia en el propio entrenamiento, sería recomendable:

– Manejar correctamente la respiración. Es muy importante evitar las apneas a la hora de mover peso, o acompasar el aire al ritmo si estás corriendo o en las bicis y elípticas. Pensar en tu respiración mientras te estás ejercitando ayuda a tu cerebro a no perder el control del movimiento.

– Controlar la velocidad. Cuando se mueve una carga, la velocidad influye en el control. A mayor velocidad, menor control, y viceversa. Cuanto más controles la velocidad de movimiento de la carga, más control tendrás sobre el gesto realizado. El mayor beneficio de este punto es que disminuyes un porcentaje muy alto el riesgo de lesión. Además, te ayudará con el siguiente punto.

– Visualizar, ya sea con los ojos abiertos o cerrados, el recorrido que realiza tu músculo o grupo de músculos trabajados. Ser consciente implica sentir la longitud de cada movimiento, saber qué partes estás implicando, aunque no sepas cuáles son, sus nombres, sentir qué parte de tu cuerpo estás moviendo. Eso te llevará, por un lado a tener más curiosidad y buscar después cómo se llamaban y en qué te ayuda realizar ese determinado movimiento, y por otro, además de mejorar tu salud física, a aliviar tu mente ya que solo estarás pensando en lo que estás haciendo en ese momento.

A veces se cambia de lugar el cuerpo para desconectar la mente, cuando en realidad la mente se ha quedado en un lugar que en ese momento es inquieto para ti. Vas al gimnasio para despejarte, y en cambio no dejas de pensar en lo que te ha pasado. Por lo tanto el cuerpo tampoco rinde al cien por cien. Es totalmente legítimo, pero estoy aquí para ayudarte y ofrecerte una solución mejor. No cabe lugar a la duda, que el mayor beneficio de una sesión de entrenamiento se obtiene cuando tu cuerpo ejecuta lo que tu mente piensa. Dejar los automatismos para crear el hábito que te ayude a entrenar y ejercitarte, pero una vez estar en marcha, desactivar el piloto automático y manejar los mandos de tu nave, que es la única que tienes.

Por Julio Soguero
@juliosoguero
Entrenador Personal

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